viernes, 8 de agosto de 2014

Incluso el papel sabe~

Las tinieblas se disipaban con la luz blanca de la luna de medianoche y las nubes desaparecían del cielo. Su figura yacía inerte sobre el baúl que había defendido horas atrás hasta su último suspiro.
No estaba muerta, estaba exhausta. Él había observado todo desde una distancia prudente. Le hubiera gustado ayudarla, pero le conocía. ¡Les conocía!

Había esperado todo el día para verla. Su espera venía de mucho más allá incluso. Había planeado todo. Verla, ayudarla, mostrarse, hablarle, y abrazarla. 
Sus cabellos brillaban escarlata ante la tenue luz blanca. Sus ojos profundos color noche lo introducían en un gran silencio, lleno de estrellas ficticias. Su rostro suave y delicado manipulaba sus sentidos.
Aún así, decidió observarlos.
Su corazón se ahogaba en un océano helado, y se comprimía a cada instante. Un suspiro para retener lágrimas invisibles que brotaban de su rostro detrás de la máscara.
Hasta que al fin terminó. Pero al terminar la vio cansada. No la iba a presionar, quería esperar.

Y así otro año pasaba. Quería esas paredes, quería esos retos, la quería como antes. 
La ayudó a sentarse en su baúl. Un baúl de madera tallada, tan cálida, tan suave. Entonces la vio, esa hermosa llave que colgaba de su pecho. 
"Estoy bien así" le dijo, y él se apartó de nuevo. Ni volteó a verlo, no era interesante conocerlo. Desde un principio lo sabía. 
Allí donde la noche empezaba a ponerse romántica, allí donde el aire era fresco y puro, ahí mismo, se dejó caer, ya sin fuerzas de tan sólo observar como el tiempo pasaba. 
Podrían haber estado juntos un tiempo, pero se preocupó de estar ocupada. Al final, ella arrastró su baúl habiendo recobrado fuerzas, y se fue lejos de nuevo. A la seguridad de su hogar~


El papel sabe de historias. El papel sabe de finales tristes y finales felices. Y ahora conoce una historia sin final.